Un tipo corriente

Siempre me gustó Jack Lemmon. Supongo que, como a la mayoría, siempre me maravilló esa manera suya de dominar los detalles, de aportar mil y un matices a toda una galería de personajes que, lejos de ser héroes al estilo Hollywood -a lo grande, vamos- eran tipos normales y corrientes envueltos a veces en problemas cotidianos, a veces en situaciones decididamente absurdas y sin sentido. Tipos corrientes. Sí, esos eran los que más me gustaban y, de entre todos, sobresalen dos de ellos: C. C. Baxter y Nestor Patou.

Porque, ¿es que acaso queda alguien que no sepa quién es C. C. Baxter, Buddie, el protagonista de El apartamento? Un oficinista gris, empleado en una gran compañía de seguros, que presta las llaves de su apartamento de soltero a los directivos de la compañía a cambio de ganar puntos para un futuro posible ascenso. El mismo Buddie que tiene mil y un problemas con los vecinos, sobre todo con los geniales dr. Dreyfuss y señora, porque todos creen que es un juerguista y un mujeriego de cuidado cuando en realidad es un pobre tipo solitario. Impagable la escena en que le cuenta a la srta. Kubelik que encuentra incluso halagador que puedan llegar a pensar de él que es el protagonista de tales hazañas. Quizás una manera como cualquier otra de ahuyentar los propios fantasmas de camino al éxito. Pero, ¡oh, la srta. Kubelik! Si en un principio Buddie pensó en ella como en una tabla de salvación en medio de la gran ciudad, finalmente se encontrarán salvándose el uno a la otra de la forma más extraña. Cosas del azar, que a veces no se porta mal del todo.

¿Y qué decir del ingenuo y honrado gendarme Nestor Patou? Cuando le destinaron a Les Halles tras un ascenso, poco podía imaginar que su vida fuera a cambiar tanto y de tal manera. Porque eso es lo que ocurre cuando uno intenta cumplir con su deber lo mejor que cree a la vez que se enamora de Irma la dulce. Por suerte, contará con la ayuda de Moustache para conseguir salir de los líos en los que se mete por culpa de Lord X. Pero esa es otra historia... Primero hay que ver cómo Nestor le hace unas cortinas con papel de periódico a Irma en la buhardilla, cómo tiene que burlar la celosa vigilancia de Coqueta, la pobre caniche alcohólica de Irma, para trabajar el doble y retirar a Irma de la profesión y siempre, siempre, hay que escuchar a Moustache y dejarse llevar por la música de André Previn. Dicen que no es la mejor de las películas, pero a mí se me hacen cortas esas dos horas en compañía de Nestor. 

Que no me digan que no son personajes memorables. Lo mejor de todo es que no son los únicos, ni mucho menos, nada de eso. Se podría escribir una entrada interminable pero, lo dicho, yo me quedo con estos dos. ¿Y vosotros?