Gom jabbar


—¿Ves esto? —preguntó. Sacó de entre los pliegues de su ropa un cubo de metal verde que tenía alrededor de quince centímetros de lado. Lo hizo girar, y Paul vio que uno de sus lados estaba abierto...negro y extrañamente aterrador. Ninguna luz penetraba en su abierta oscuridad.
—Mete tu mano derecha en esta caja —dijo ella.
El miedo se apoderó de Paul. Retrocedió, pero la vieja mujer dijo:
—¿Es así como obedeces a tu madre?
Afrontó la mirada de sus brillantes ojos de pájaro.
Lentamente, consciente de las compulsiones que surgían de su interior y no podía rechazar, Paul metió su mano dentro de la caja. Al principio experimentó una sensación de frío a medida que la oscuridad se acercaba en torno a su mano, después sintió el contacto del liso metal en sus dedos y un hormigueo, como si su mano se adormeciera.

La princesa prometida

Esgrima. Lucha. Torturas. Venenos. Amor verdadero. Odio.

Venganzas. Gigantes. Cazadores. Hombres malos. Hombres buenos. Las damas más hermosas. Serpientes. Arañas. Bestias de todas clases y aspectos. Dolor. Muerte. Valientes. Cobardes. Forzudos. Persecuciones. Fugas. Mentiras. Verdades. Pasión. Milagros.

¿Os suena? Mucha gente conoce esta película; de hecho, se dice que es mítica, que poco a poco ha conseguido convertirse en un pequeño clásico...Y se puede afirmar que yo estoy de acuerdo. Pero, ¿hoy día podría suceder algo así? La película, así como la novela en la que se basa, es todo un homenaje a las novelas de aventuras de toda la vida, así como al cine, también de aventuras, de los años 50. Destila humor, ironía y nostalgia por los cuatro costados y, si hubiera que elegir una escena que resumiera el espíritu de la película y dar así un ejemplo a quien, por alguna extraña razón, no la haya visto esa sería la escena de Vizzini y el Enmascarado: