El mago que vivió para siempre

Para el final de esta más que movida primera semana de junio prefiero quedarme con el recuerdo de Ray Bradbury, con aquel chico de un pueblo de Illinois que nos regaló el verano de sus 12 años, convenientemente embotellado, para que ahora podamos degustarlo en el largo y frío invierno. Con el escritor formado a golpe de visitas a bibliotecas públicas, durante los años de la Gran Depresión, hecho a sí mismo y de difícil clasificación pero siempre popular; ya sabéis: si os dan papel pautado escribid por el otro lado, con este recuerdo a Juan Ramón Jiménez daría comienzo a Farenheit 451. El descendiente de una de las brujas de Salem que decidiría en su infancia vivir para siempre a través de la escritura, quien nos presentó al señor Mortajosario, a la Familia y al resto de seres nocturnos que nos visitan durante la noche de brujas con una promesa: De la ceniza volverás. Con el soñador que hizo viajar a Marte el corazón humano y nos invitó a un picnic de un millón de años. El cuentacuentos que nos hizo conocer el terrible poder del ruido de un trueno. Pero, sobre todo, con el hombre que nos animó a recordar la importancia de lo cotidiano, de mirar al otro que tenemos a nuestro lado. De no olvidarnos, en fin, que somos humanos. ;)

4 comentarios:

  1. Hermoso y apropiado obituario.

    Un abrazo, camino de Marte

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    1. Un abrazo Pilar. Al menos eso intentamos. :)

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  2. Un fuerte abrazo Olvido, recuerda que polvo eres, genial lo has colocado. Me gusta como lo escribes, feliz inicio semana

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    1. Un abrazo Regina, feliz semana a ti también. Que el genio nos acompañe aunque sea un poquito. ;)

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