También conocida como La piedad peligrosa, de Stefan Zweig.
Una de esas novelas a las que hacía tiempo que quería dedicar una entrada pero con la que siempre me encontraba con el problema de no saber muy bien cómo abordarla, por dónde empezar a tirar del hilo porque, más que de un ovillo, se trata de una red. ;) Quizás sea bueno empezar hablando de la total falta de experiencia que tiene el protagonista, el teniente Anton Hofmiller, a la hora de tomar decisiones. Las primeras páginas de su historia nos lo dejan muy claro: fue su familia la que decidió que ingresara en la academia militar y que formara parte del cuerpo de ulanos. Para terminarlo de arreglar, en la pequeña ciudad de provincias a la que ha sido destinado nada se sale de la rutina. Incluso cuando, por una casualidad, tiene la ocasión de acudir a una cena en el castillo de los Kekesfalva, todo se conduce según las estrictas normas sociales de la época. Un traspiés sin importancia y su afán por quedar sinceramente bien con todo el mundo le irá enredando más y más en una trampa de la que sólo sabe escapar a última hora y huyendo, sin dar la cara. El azar también aportará su granito de arena para que todo acabe de la peor manera posible.
Para ser sinceros, la trampa no es totalmente suya, nadie se salva. Edith von Kekesfalva, la hija de la casa, es una adolescente paralítica que se ha visto primero mimada y después sobreprotegida por la familia. Tanto es así que se ve doblemente agobiada por sus circunstancias: ni sabe cómo manejar su situación ni los que le rodean le prestan una ayuda realmente válida. Como consecuencia, reacciona y lo planifica todo a la desesperada, como un animal enjaulado. Malinterpreta la compasión de Hofmiller y cree ver el amor en él primero y, como no podía ser de otra manera, un clavo al que aferrarse después. Su padre, Lajos, hará lo que sea por que todo se haga según su deseo. Hace mucho que Edith se convirtió en lo único que de verdad le queda, su historia tampoco es amable, y su hija no duda en aprovecharlo. El único que pone un poco de orden en todo esto es el doctor Condor, un hombre capaz de acompañar sinceramente a un enfermo por desesperada que sea su situación, de sostener su ánimo y de ofrecer su ayuda por encima de todo prejuicio social pero que, también él, ha traspasado unos límites, como puede verse en el caso de la historia de su esposa ciega.
Curiosamente, es Edith la única que toma una decisión con su suicidio, incapaz de resignarse a seguir siendo tratada casi como un objeto, mientras que Hofmiller se pasará toda la vida huyendo a causa de este suceso. Ni el tiempo ni los acontecimientos producirán un cambio real en él a pesar de los remordimientos, como demuestra un encuentro casual con Condor años después: preferirá desaparecer antes de que el doctor se percate de su presencia en vez de enfrentarse a su juicio, como años antes temió enfrentarse al juicio de los demás. Como punto final a la historia, contada siempre desde el punto de vista de Hofmiller, nos dejará también dándole vueltas a todo lo visto, escuchado y presenciado, de las reacciones ante el dolor ajeno, de la rigidez de una época pasada no hace tanto y de lo actual de las descripciones psicológicas de los personajes una vez, eso sí, que nos veamos libres del torbellino que produce la narración para sopesarla por nosotros mismos.
Yo la leí hace muchos años, amiga, cuando estaba en la preparatoria. Una trama genial, una lectura desafiante y, en general, uno disfruta de una pluma deliciosa.
ResponderEliminarHas hecho una magnífica reseña que a los que ya leímos la obra de Zweig nos hace desear repasarla, y a los que no la conocen creo que les abres el apetito para acceder a esta estupenda lectura.
Un beso con cariño, amiga!
Hace tiempo que la leí y,sin embargo,no me quedó un buen sabor de boca.
ResponderEliminarZweig es demasiado laberíntico y, en mi modesta opinión,le falta fuerza narrativa.
Es lo que pienso de esta novela de la que esperaba más
Besos
Hola amiga,por aqui visitandote.
ResponderEliminarabrazo.
@Tani En verdad que fue una lectura que me impactó, me impresionó tanto la trama como la narración: realmente me sentí dentro de la historia y eso que el tema se va haciendo cada vez más y más angustioso. Todos los personajes quedan retratados, pero confieso que necesité acabar la novela y poner algo de distancia con el punto de vista del protagonista para darme cuenta de algunos detalles, sacar algunas conclusiones.
ResponderEliminarMe alegra verte de nuevo por aquí. ;)
Besos.
@Felipe, una cosa es cierta y es que, nos guste o no, no es agradable.
ResponderEliminarLo que más llama la atención es que ningún personaje se libra, todos sin excepción se estrellan al intentar hacer algo por Edith. Porque el caso es que todos quieren hacer algo pero se olvidan de darle voz a ella, no la ven como un ser humano completo y reclaman el protagonismo de salvadores y protectores para sí, pero no de iguales. La escena final de la novela me parece que encierra todo esto, "vaya par de Orfeos", parece decir. ;)
Besos.
@Fiaris Muchas gracias, guapa. :D
ResponderEliminarBesos. ;)
No soy muy devoto de la lectura, mas bien por falta de tiempo, y me molesta leer mas bien poco, pero lo tendre en cuenta.
ResponderEliminarUn beso muy grande, gracias por el apoyo, viniendo de ti me da fuerzas.
A la lista, no lo he leído, ni lo había oido nombrar y me ha picado el gusanillo.
ResponderEliminarUn beso
Es de las novelas que recuerdas su trama te mantiene hiptnotizado, es de los libros que tomas y no sueltas, recuerdo de la falsa compasion, y agunatar ante el dolor hasta lo ultimo. Muy buena reseña me refresca todo, un fuerte abrazo mi amiga
ResponderEliminar@Goibniu De nada, por aquí andamos. ;)
ResponderEliminarBesos.
@Pilar Si cae, cuéntame qué tal. ;)
ResponderEliminarBesos.
@SOLO DE INTERES Gracias, RC. Sí, es verdad, por un motivo u otro es de los que se recuerdan.
ResponderEliminarBesos.
Los ojos del hermano eterno, Amok, El amor de Erika Ewald, Viaje al pasado, Carta de una desconocida, El candelabro enterrado,...llevo años viéndolas en las estanterías...son heredadas de algunos hermanos mayores...prometo ponerme al día...desconozco casi en absoluto la literatura de este gran autor,
ResponderEliminarsaludos, un besoteeee,
r.casi
@r, tampoco creas que yo me salvo. ;) Aparte de esta solo he leído Los ojos del hermano eterno y sí, mi idea sería continuar con él, probablemente con Carta a una desconocida, pero como siempre termino eligiendo sin orden ninguno, pues supongo que terminará cayendo el día que se me cruce. :p
ResponderEliminarBesos.
PD: ¿casi? XD
uffff...es que estaba echo polvo el otro día...un saludo,
ResponderEliminarbesos,
:)
con h, claro... :)
ResponderEliminar@r Ah... XD Espero que descansaras bien entonces. :)
ResponderEliminarBesos.