La torre vigía, de Ana María Matute

Seguramente mucha gente no conozca este novela, ya que cuando se habla de la Trilogía Medieval de Ana Mª Matute, la mayoría de las veces se hace referencia a Olvidado Rey Gudú y muy pocas se habla de las novelas La torre vigía y Aranmanoth -o se hace sólo de pasada-. Sobre Gudú, quizás la opinión mayoritaria sea que es un libro extraño, uno de esos libros que marcan cuando se leen: o gusta mucho o no gusta nada, grande en todos los sentidos de la palabra. Y, sin embargo, cuando se trata de esta Trilogía Medieval, yo siempre estoy más dispuesta a recomendar que se empiece por La torre vigía o Aranmanoth que por Gudú. Sobre todo, por La torre vigía. ;) Por muchos motivos, pero sobre todo porque, a pesar de ser una historia corta, o quizás precisamente en parte por eso, supone una buena introducción a los temas tratados por la autora, al lenguaje y a la atmósfera fantástica que se pueden encontrar en estos tres libros. Por lo que me he encontrado, me he llevado siempre la impresión de que Gudú puede abrumar a muchos con su forma de contar historias y su extensión si no se ha tomado un primer contacto con esta particular región del país de Fantasía, y es una pena. Su título y fama atrae al curioso, pero siempre es mejor empezar por cualquiera de los otros dos, probar un pequeño bocado -que no menor- y decidir si nos gusta o no. Y vaya si puede llegar a gustar. 

Primer aniversario

"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta. Vas hacia el Camino y si no cuidas tus pasos no sabes dónde te arrastrarán. ¿No entiendes que este camino atraviesa el Bosque Negro, y que si no prestas atención puede llevarte a la Montaña Solitaria?"

Hoy hace un año que escribí la primera entrada de este blog. Fue el primer paso de un viaje que, contra lo que yo podía imaginar en aquel momento, continúa. Y no es del todo casual que hable de pasos, viajes y caminos en esta entrada aniversario, no; por si alguien todavía no se ha dado cuenta, el propio nombre del blog hace referencia a cierta canción de La leyenda de la ciudad sin nombre...

Ha sido un largo invierno...

... pero parece que ya toca a su fin. El Sol vuelve a brillar con fuerza y su luz consigue llegar a aquellos rincones que el invierno había hecho tristes y sombríos. A veces, uno de esos rincones somos nosotros mismos y, de repente, nos damos cuenta de lo mucho que lo echábamos de menos y empezamos a desperezarnos. Así que, ¿qué tal si lo celebramos? ;)